En el proceso de comunicación entre las personas, la escucha representa un aspecto fundamental. Podría pensarse que las palabras son las protagonistas; sin embargo, el verdadero proceso se da a partir del escuchar.
En ese acto humano te haces presente -o ausente- frente al
otro; damos señales y entablamos una danza que, si es virtuosa, puede ayudarte
a mejorar sustancialmente los vínculos.
Dentro del mundo de la escucha hay otro aspecto fundamental y es el de la atención. Se trata del nivel de involucramiento consciente al
estar totalmente presente. Solo así es posible construir un vínculo de
comunicación más sólido, consistente, auténtico y cercano, que si lo haces en
medio de interferencias, distracciones y ruidos.
Los diferentes tipos de “escuchadores” que somos
Según distintos autores y corrientes, hay una serie de
características dependiendo de la situación y el encuadre que le des a las
conversaciones desde la perspectiva de la escucha.
Las principales formas que adquiere son: escucha
apreciativa, selectiva, discernible, analítica, sintetizada, empática, atenta
y activa.
Posiblemente hayas escuchado mucho acerca de la escucha
activa, aunque hay más. Siempre viene bien ampliar nuestro mapa de referencia
para poder navegar en distintas perspectivas y así, escoger la forma más
apropiada según el contexto del intercambio con otras personas.
Aquí, un repaso por cada una de estas formas:
Escucha apreciativa
Se da cuando escuchas sin prestar atención; oímos
simplemente. Escuchar es más profundo y comprometido. No se presta atención.
“Oyes” un ruido sin importante demasiado lo que el otro diga. Ejemplo: una
persona de atención al público poco comprometida con su tarea, al recibir un
reclamo de un usuario.
Escucha selectiva
En este caso, seleccionas la información que te interesa.
Ante algunos aspectos del mensaje que nos transmiten, tomas eso y dejas de lado
el resto. Es decir que aplicas filtros, e incluso juicios e interpretaciones
para seleccionar. Como resultado, es una escucha parcial, fragmentada por tu
propio mapa de interés. Ejemplo: Vas a hacer una compra y tu prioridad absoluta
es un presupuesto pre-asignado que tienes en mente; todo lo demás que te digan
se filtrará de acuerdo con si se ajusta o no a ese número.
Escucha discernible
Es en la que escuchas el mensaje completo, y luego,
determinas qué detalles te resultan relevantes. Posiblemente el foco está
puesto en el fondo de la cuestión -de allí que necesitas escuchar todo y,
recién luego, seleccionas-. Ejemplo: cuando vas a un abogado y te expone los
pros y contras de una situación que buscas resolver; escuchas sus argumentos y
posiciones, y luego escoges lo relevante para ti.
Escucha analítica
Para este modelo de escucha prestas atención al orden y
sentido de la información, y lo que buscas es entender la relación en las ideas
para reflexionar sobre el mensaje. Generalmente prevalece el hemisferio
izquierdo del cerebro, de tipo racional, para separar la información que se
recibe. Ejemplo: cuando te explican cómo completar un documento o escuchas una
argumentación con detalles. Luego, analizas si esas conclusiones te parecen
apropiadas y puedes realizar preguntas para corroborarlo.
Escucha sintetizada
A través del acto de escuchar, diriges tú la conversación
para lograr obtener cierta información específica. Una técnica es hacer
preguntas directas para relevar las ideas de los demás. Ejemplo: tienes pensado
comprar o rentar un apartamento y haces preguntas al agente inmobiliario, que
guían la conversación y te permiten sacar conclusiones rápidamente a partir de
las respuestas, y de tus deseos sobre la propiedad y tus percepciones.
Escucha empática
La empatía es la habilidad de ponerse en el lugar de los
demás, y en este tipo de escucha logras una conexión que va más allá de lo
racional: hay un involucramiento de tipo emocional, sin que esto signifique
mimetizarte con lo que le pasa al otro. Estás totalmente presente y vas al
compás del diálogo que mantienen. Interpretas el mensaje desde el mundo de la
persona que lo emite. Ejemplo: tu pareja narra un acontecimiento del trabajo
que le afecta emocionalmente; y estás presente allí, escuchándole, para brindar
soporte y apoyo.
Escucha atenta
Es una forma de escuchar de manera efectiva, y su
característica es la presencia, en cuerpo, espíritu y mente, al servicio del
acto de comunicación que estás manteniendo. Se nutre de la empatía y de la
búsqueda genuina de entender y conectar con la otra parte. Ejemplo: cuando
escuchas a un amigo muy querido que te relata una situación por la que está
pasando, y estás totalmente en el aquí y ahora del momento.
Escucha activa
Conectada con la atenta y la analítica, y aspectos de todas
las demás. Podría decirse que este tipo de escucha va más allá de las palabras:
observas el lenguaje corporal, la velocidad al hablar, el tono de voz, y,
claro, el mensaje. Se da una conexión profunda, atenta, sensible, buscando
interpretar desde qué universo propio se comunica la otra persona. Aparecen la
atención, la concentración y también, el intercambio de ida y vuelta buscando
entender e interpretar el mensaje. Ejemplo: cuando estás con una persona de tu
equipo, o con tu líder, estableciendo los objetivos de un proyecto, además de prestar
atención a los detalles, decodificas lo que dice, cómo lo dice, qué barreras
expresa y cuáles no, y qué es lo no dicho que está por debajo de las palabras.
10 tips para aprender a escuchar
- Evita interrumpir; deja que los demás terminen de hablar. Pide permiso a la otra persona para hacerlo.
- Elimina los juicios y preconceptos para tener una escucha pura.
- Toma notas de los conceptos principales para seguir dialogando.
- Escucha el 80% del tiempo; habla el 20%.
- Haz preguntas transformadoras, que inviten a la acción y a profundizar. No adivines ni “leas la mente” de la otra persona.
- Ante desacuerdos, expresa que comprendes su punto de vista, aunque quisieras compartir una mirada diferente.
- Las conversaciones se preparan, sobre todo si son difíciles.
- En situaciones complejas, expresa el hecho sin juicios; luego, cómo te sientes; a continuación, cuál es tu necesidad al respecto, y finalmente, un pedido específico y concreto a la otra parte.
- Ten la precaución de eliminar ruidos e interferencias que dificulten la escuchan
- Mantén contacto visual permanentemente: te acerca y ayuda a conectar mejor.