lunes, 25 de diciembre de 2017

El futuro decimonónico


La información tiene una rapidez de vértigo, pero seguimos tardando doce horas en ir de Madrid a México, no tenemos coches que vuelan, ni conversamos con androides, ni tenemos naves que nos lleven a otros planetas

El futuro no es como nos lo habían contado. La literatura y el cine nos pintaron hace décadas un panorama del siglo XXI que no se parece al tiempo en que vivimos. En 1982 Ridley Scott propuso en su película Blade Runner, basada en una novela de Philip K. Dick, una ciudad de Los Ángeles que en el 2019, es decir dentro de tres años, tendría automóviles voladores y una población de androides que convivirían con los humanos.

Antes, en 1968, Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick habían calculado, en 2001 Space Odyssey, que al principio de este siglo los viajes por el espacio serían una cosa habitual. Pero la verdad es que lejos de haber vuelos interplanetarios en naves colectivas de grandes dimensiones, lo que tenemos en el siglo XXI es el mismo cansino avión del siglo XX, casi el mismo aparato en el que volaban los Beatles, y unos automóviles, tóxicos e imprácticos, que siguen polucionando la atmósfera, igual que lo han venido haciendo durante el último siglo. Aunque los aviones de hoy son menos elegantes y mucho más incómodos que los del siglo pasado, se trata esencialmente del mismo artefacto, y su impedimento evolutivo somos claramente nosotros, que vivimos pegados a un cuerpo tan primitivo, o tan sofisticado, como el de nuestros antepasados.

La oronda vaca

George Langelaan propuso, en 1957, que nuestro cuerpo que se resiste a volar podría ser teletransportado, podría encerrarse en una cabina en Berlín y aterrizar, diez segundos más tarde, en una cabina en Nueva York. Esto nos lo explicó al detalle en La mosca, su famoso cuento que Kurt Neumann (1958) y David Cronenberg (1986) llevaron al cine.

El futuro no se parece a lo que estos creadores, fundamentados en la velocidad con la que avanzaba entonces la tecnología, creían que sería. Ya estamos en pleno siglo XXI y ni siquiera tenemos esa cocina automatizada, que producía café, tostadas y un huevo frito con solo darle a un botón, que proponía Jacques Tati en su película Mon oncle (1958). Es más, si quitamos los teléfonos móviles, los cascos del mp3, los coches y alguna prenda de vestir estentórea, y hacemos una foto en una calle antigua de París o de Barcelona, no encontraremos diferencias sustanciales con una que se haya hecho en ese mismo sitio en el siglo XIX, por ejemplo.

El mundo, en general, no ha cambiado tanto

Ha evolucionado por zonas específicas. No ha cambiado tanto, ha evolucionado por zonas específicas y con énfasis en la micro tecnología, avanzamos a gran velocidad hacia lo pequeño, recibimos y emitimos información con una rapidez que produce vértigo, pero seguimos tardando doce horas en transportarnos de Madrid a la Ciudad de México, no tenemos coches que vuelan, ni conversamos con androides, ni tenemos naves que nos lleven a otros planetas; en muchos aspectos nuestro siglo se parece más al pasado, que a ese deslumbrante siglo XXI que nos enseñaron Kubrick y Ridley Scott.

Resulta que a muchas parcelas de nuestra cotidianidad no ha llegado todavía el futuro, basta asomarse a los artículos de prensa y a los ensayos que se escribían a mediados del siglo XIX en Estados Unidos, para darnos cuenta de que las inquietudes, las pulsiones y las neurosis que bullían en los albores del mundo industrializado, del capitalismo rampante, de la modernidad compulsiva, siguen estando, ciento cincuenta años más tarde, perfectamente vigentes. Para darnos cuenta de que aquellos que vislumbraban este siglo desde el siglo anterior, tendrían que haber mirado hacia atrás y no hacia adelante para no errar tanto en su pronóstico.

Esa preocupación que nos produce hoy el deterioro del planeta, o la desconexión con la naturaleza y la pérdida de nuestra dimensión espiritual ya existía a mediados del siglo XIX en Estados Unidos; los creyentes gremiales se apuntaban a la iglesia calvinista o al grupo cuáquero de su comunidad, y los que no querían someterse a la espiritualidad oficial, husmeaban en las tradiciones orientales, en el taoísmo o el budismo, o en la cosmogonía milenaria de los indios que todavía habitaban aquellas tierras y que pronto serían acorralados por la expansión industrial y la modernidad. Aquella atmósfera espiritual, que era precisamente la reacción a ese mundo industrializado y lleno de humo que ya era muy patente, puede visitarse en la obra de Emerson, de Thoreau o en los poemas incombustibles de Walt Whitman, escritores que buceaban en las tradiciones orientales que proponen el regreso a la naturaleza, el abandono del yo a favor del todo cósmico, la concentración en el único tiempo que tenemos que es el presente, y una muy completa batería de preceptos que en nuestro siglo predican, exactamente por las mismas razones, los gurús del mindfulness y demás invenciones de la new age, que es tan vieja como Lao-Tse.

Esa preocupación que nos produce hoy el deterioro del planeta, ya existía a mediados del XIX

Estados Unidos, después de la Guerra Civil, trataba de reorganizarse como país, de armonizar las diversas nacionalidades que lo conformaban, incluidos los habitantes originales del territorio; era un proyecto económico y multicultural lanzado hacia el futuro que, paradójicamente, no toleraba a los inmigrantes pobres, esa intolerancia tan propia de nuestra especie que siglo y medio después sigue vigente. Walt Whitman nos cuenta, en uno de sus artículos que escribía en la prensa, de los dos mil europeos pobres que llegaron de golpe al puerto de Nueva York, y de cómo fueron confinados en el barrio más sucio e insalubre, mientras la prensa y la sociedad en general los culpaba de todos los robos y fechorías que perpetraban los nativos. Era la época, nos dice el poeta, en la que reinaba el “espíritu de destruir-y-volver a construirlo todo”; los especuladores inmobiliarios en Manhattan creaban burbuja tras burbuja, los edificios se incendiaban y una vez controlado el fuego ya había un especulador dispuesto a construir sobre las cenizas. El poeta nos cuenta de una mujer de avanzada edad que defendía, con una pistola en cada mano, la tumba de su marido sobre la que un especulador quería construir un edificio. Era la época del capitalismo salvaje, todo valía para hacerse rico y nadie parecía tener escrúpulos de ninguna clase, y esa furia afectaba incluso a los escritores, como Charles Dickens que, harto de los piratas que imprimían sus libros, escribía artículos exigiendo al gobierno la protección de sus derechos de autor, mientras la prensa y la opinión pública lo acusaban de ser un escritor majadero y antidemocrático por tratar de impedir que su obra se reimprimiera libremente, más o menos lo que opinaría hoy, del músico que se queja de que le roben sus canciones, el cibernauta que mira desde su cuerpo decimonónico, el futuro que corre en la pantalla de su teléfono.

Fuente: Jordi Soler, escritor.

martes, 17 de octubre de 2017

10 TENDENCIAS TECNOLÓGICAS QUE DEBES TENER EN LA MIRA PARA 2018


Según Gartner (Empresa de investigación en el mercado tecnológico), el próximo año estará marcado por áreas como inteligencia artificial, aplicaciones inteligentes, edge computing, experiencia inmersiva, y blockchain, entre otras.

Según la consultora, estas son las 10 principales tendencias tecnológicas estratégicas para 2018:

1. Inteligencia Artificial

La creación e implantación de sistemas capaces de aprender, adaptarse y actuar de forma autónoma ha supuesto un gran reto para las empresas. El uso de IA tiene como fin mejorar la toma de decisiones y reinventar los modelos de negocio y ecosistemas existentes, y se convertirá, sin duda, en la principal preocupación de aquí a 2025.

“Las técnicas de IA están evolucionando rápidamente y las organizaciones tendrán que invertir significativamente en habilidades, procesos y herramientas para explotar con éxito estas técnicas y construir sistemas mejorados con IA”, señala en este escenario David Cearly de Gartner.

2. Aplicaciones y análisis inteligentes

Durante los años venideros, prácticamente el total de las aplicaciones y servicios llevarán incorporado algún nivel de IA, y muchas no podrán seguir existiendo sin esta tecnología de aprendizaje automático. Esto dará lugar a una nueva etapa que transformará la naturaleza del trabajo tal y como lo conocemos, al igual que su estructura.

“Hay que explorar las aplicaciones inteligentes como una forma de aumentar la actividad humana y no como una forma de reemplazar a las personas”, asegura Cearley al respecto.

3. Internet de las Cosas

Tratar de integrar en objetos físicos y cotidianos la capacidad de ofrecer comportamientos avanzados e interactuar naturalmente con el entorno y los usuarios. Esa es la clave. Vemos ejemplos en los vehículos autónomos, robots y aviones no tripulados. Esta tendencia cada vez avanza con mayor rapidez y su inclusión en la vida diaria poco a poco se está convirtiendo en una realidad en la vida de muchas personas.

4. Digital Twins

Se trata de la representación digital de una entidad o sistema del mundo real. Los Digital Twins tienen la capacidad de mejorar de forma significativa la toma de decisiones dentro de las empresas y pueden utilizarse para entender el estado de las cosas, responder a los cambios, mejorar las operaciones y agregar valor.

“Los urbanistas, los vendedores digitales, los profesionales de la salud y los planificadores industriales se beneficiarán de este cambio a largo plazo”, explica el representante de Gartner.

5. Edge Computing

Se trata de una topología informática en la que el procesamiento de información, la recopilación y entrega de contenido se sitúan más cerca de las fuentes. La conectividad y los retos de latencia, las restricciones de ancho de banda y una mayor funcionalidad incorporada en el borde favorecen los modelos distribuidos. Las empresas deberán comenzar a utilizar patrones de diseño de edge computing en sus infraestructura, en concreto, para aquellas con elementos IoT significativos.

6. Conversational platforms

Uno de los mayores cambios que ha introducido la tecnología es la transformación en la comunicación entre seres humanos. Las plataformas de conversación serán las encargadas de impulsar el siguiente gran cambio y, en los próximos años, se convertirán en un objetivo primordial de diseño para la interacción del usuario.

“El desafío que enfrentan las plataformas de conversación es que los usuarios deben comunicarse de una manera muy estructurada, y esto es a menudo una experiencia frustrante”, cuenta David Cearly.

7. Experiencia inmersiva

En la actualidad, el mercado de la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR) aún se encuentran en una fase primitiva y poco definida, lo que da lugar a que muchas nuevas aplicaciones de VR sean de poco valor real para las empresas fuera del entretenimiento avanzado, como videojuegos o vídeos esféricos de 360º.

Para que esto evolucione, las empresas deben examinar nuevos escenarios específicos de la vida real donde se puedan aplicar estas nuevas tecnologías, mejorando los procesos de diseño, la capacitación y la visualización.

8. Blockchain

Las tecnologías Blockchain son una salida de los actuales mecanismos centralizados de transacción y mantenimiento de registros, y pueden ser útiles para la creación de una base de negocios digitales tanto para las empresas tradicionales como para startups.

9. Event driven

Hoy en día, cualquier cuestión dentro de los negocios puede ser registrada digitalmente, como la finalización de una orden de compra o el aterrizaje de un avión. Con el uso de IoT, Cloud Computing, Blockchain, gestión de Big Data e IA, cualquier imprevisto en los negocios puede ser detectado rápidamente y analizado con mayor detalle.

10. Ciberseguridad

Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo donde los ataques por medio de plataformas digitales son continuos, ayudar a crear una red segura y cerrada es de gran importancia. Para que las iniciativas empresariales digitales puedan llevarse a cabo de forma segura, los líderes en seguridad y gestión de riesgo deben adoptar un enfoque de riesgo adaptativo continuo y de evaluación de confianza.

sábado, 5 de agosto de 2017

EMPRESAS: El Cambio del Mundo y un Nuevo Modelo Geopolítico

El viejo modelo geopolítico se está desintegrando y la única cosa que surge en su lugar es la crisis sostenida. Los desafíos globales de largo plazo más alarmantes, como el cambio climático, el ciber crimen y el peligro del terrorismo, seguirán acechando durante largo tiempo antes de generar una respuesta coordinada de los Gobiernos, y para entonces serán mucho más difíciles de solucionar.
Luego de dos largas guerras y con poco apoyo del público para que el país tenga participación internacional, Estados Unidos ya no desea ni puede jugar un papel de fuerte liderazgo global. Al mismo tiempo, varios mercados emergentes se han vuelto lo suficientemente fuertes como para evadir iniciativas globales, pero todavía no están en condiciones de presentar alternativas, o no tienen interés.
El vacío de liderazgo también presenta una oportunidad para que China, la potencia más populosa y compleja de la tierra, adquiera más influencia. Se calcula que China va a superar a Estados Unidos como la economía más grande del mundo antes de 2020. Ha crecido a un promedio de aproximadamente 10% al año durante los últimos 30 años y lo demuestra con una infraestructura avanzada: caminos, escuelas, hospitales, puertos y vías férreas, todo financiado por el Estado. Pero ¿podrá China hacer la transición hacia un estado industrial avanzado, a tono con las necesidades de una población enorme y en crecimiento, con menos dependencia de la inversión estatal, con un sistema bancario más abierto, con un medio ambiente más limpio, mayores niveles de vida, mayor transparencia y justicia en general? Eso no está claro. Y aun si esos cambios ocurrieran, eso no significa que el país asiático vaya a adoptar valores occidentales de democracia, libertad de expresión, principios de mercado libre o el imperio de la ley.
Si la mayoría de los chinos entran a la clase media, eso sería un enorme estímulo para la prosperidad global. Pero esa posibilidad es demasiado incierta para planificar; mientras tanto, habrá que prepararse para muchos posibles futuros en China, desde el florecimiento hasta el fracaso, cualquiera de las cuales tendría un inmenso impacto en la economía mundial.

Prepararse para lo peor

Para el futuro previsible, la volatilidad y la ambigüedad continuarán definiendo el paisaje geopolítico. Por suerte, las empresas podrán sobrevivir y hasta prosperar en este entorno, si se concentran en estas tres estrategias.
Fortaleza mediante estabilidad. No es fácil para muchos empresarios admitir que la búsqueda de crecimiento rápido es hoy contraproducente. Las empresas norteamericanas en particular están mal preparadas para la estabilidad, dado que la gestión promedio de un CEO de cualquiera de las 500 empresas que lista la revista Fortune de EEUU, es de aproximadamente cinco años y los accionistas exigen retornos rápidos. El crecimiento rápido y de baja calidad hace ricos a unos pocos en el corto plazo, pero no conduce a la rentabilidad. Más bien, a menudo conduce al fracaso del negocio.
El crecimiento indisciplinado en tiempos de incertidumbre trae consecuencias no buscadas que limitarán el éxito de la compañía y podrían limitar su supervivencia. Los líderes deberán ser más exigentes sobre el tipo de crecimiento que persiguen y tener razones que lo justifiquen. Siempre hay que correr riesgos, pero estos deben ser moderados.
Resiliencia descentralizada. Resiliencia es la capacidad para absorber choques: para evadir los peores efectos, para reducir el impacto general y para manejar las consecuencias negativas. Para las empresas, esto significa no ser demasiado vulnerables a ningún sector o relación en particular. Las diferentes partes de la organización necesitan también tener diferentes modelos de gobernanza. Eso permite a la gente que es realmente buena en lo que hace, responder más rápidamente a los peligros en el momento en que aparecen y lograr resultados seguros y rentables. Las empresas descentralizadas suelen ser resilientes porque si sufren un daño en un lugar (en China, por ejemplo) el negocio en su totalidad sigue siendo viable.
Pero descentralización no quiere decir falta de foco central. Una compañía compuesta por múltiples unidades de negocios que tienen poco en común no es resiliente. Es una simple colección de vulnerabilidades. La descentralización coordinada dentro de una empresa y entre empresas va a ser algo muy importante en el futuro.
Relaciones amplias y profundas. El éxito de una empresa no depende solamente de cuánto valor brinda anualmente a sus clientes. También puede medirse por la amplitud y profundidad de sus asociaciones.
"Amplitud" refleja el número de conexiones que tiene una compañía. El líder debe preguntarse si su relación con otra compañía está limitada a las conexiones con sus líderes. O si en cambio los empleados en todos los niveles de ambas empresas trabajan juntos. Las redes son mucho más resilientes que los puntos de toque individuales. Especialmente cuando una compañía hace negocios internacionales, no desea que una persona en la firma tenga relaciones con 10 clientes. Si esa persona se va, se lleva consigo esos clientes. Las empresas deben buscar relaciones en red para que si alguien se va, sus clientes sigan relacionados con otras personas y con muchas partes de la firma. Esas redes se vuelven cruciales en tiempos de crisis.
"Profundidad" representa la forma en que su compañía se relaciona con otros: la intensidad, creatividad y resultado del trabajo en conjunto. La calidad de las relaciones es cada vez más importante para mantenerse en el negocio
Optar por administrar. Cuando se le preguntó a Hillary Clinton cuál fue su principal logro como secretaria de Estado, dijo "su forma de llevar la diplomacia norteamericana de su predecesor a su sucesor". Esta manera de ver la administración es muy interesante, especialmente para líderes empresariales. Como siempre se busca medir el crecimiento y el progreso y se subestima la importancia de la administración en un entorno turbulento.
La necesidad de estabilidad, resiliencia y relaciones puede no sentirse si a la empresa no le interesan los resultados de largo plazo. Para un fondo de inversión, por ejemplo, que puede entrar y salir rápido de un país, nada de eso importa. Se obtienen los resultados lo más rápido posible y no hay por qué preocuparse en manejar la incertidumbre.
Pero eso es solo para un pequeño número de empresas. Se ha llegado a endiosar la agilidad: la habilidad para dar vuelta la moneda, para pasar rápidamente a un nuevo sector, región o modelo de negocios cuando cambian las circunstancias. Pero se engañan. Muchas compañías no pueden cambiar así de fácil. Han invertido mucho tiempo y dinero en sus negocios actuales. Y sus patrones de conducta están mucho más profundamente enraizados de lo que creen. Los empleados resisten el cambio en parte porque ven el valor de lo que ya tienen y no quieren ver que se lo tire por la borda. En los negocios, como en la naturaleza, no se puede crecer demasiado y mantenerse ágil. Como en tiempos inciertos nadie puede ser totalmente ágil, hay que optar por ser administradores de la organización. Por ser estables, resilientes y conectados. Si el entorno es particularmente negro, a veces con solo no ceder terreno mientras se reconsidera el rumbo hacia el futuro es una victoria.

lunes, 29 de mayo de 2017

Así será el mundo dentro de cien años

El primer humano que vivirá más de 130 años ya está entre nosotros. Lo dicen los expertos en longevidad. Estos números van a cambiar el mundo en cien años.

Puede que el primer ser humano que vaya a vivir más de 130 años ya haya nacido en nuestro planeta. No sabemos donde está, o si será un niño o una niña de cualquier país del mundo. Pero los expertos en longevidad aseguran que ya está entre nosotros. Eso quiere decir que no sólo será testigo del cambio del siglo XXI al XXII, sino que le dará tiempo para vivir unos cuantos años en esa nueva centuria en la que sucederán algunas cosas predecibles y otras inimaginables. Estamos cada vez más cerca de hacer un salto en la expectativa de vida de la especie humana habida cuenta de que la ciencia podrá crear órganos nuevos en un futuro próximo. De hecho, es probable que muchos de nuestros hijos y nietos que acaban de nacer se adentren con salud más allá de la primera década del siglo próximo.

En un mundo del que no sabemos nada, un futuro que se nos escapa a los que, a lo sumo llegaremos a entender el sorprendente siglo XXI cuando seamos viejos y aún le quede a él vida por delante.

En las últimas semanas, algunos centros de investigación, institutos de estudios y expertos en prospectiva han arrojado un puñado de datos que podrían ayudar a vislumbrar cómo será ese planeta en el que vivirán su madurez nuestros nietos. Son cifras escogidas de entre el marasmo de datos arrojados por las investigaciones. Sí, cifras, y como tales tan frías y asépticas o tan reveladoras y cálidas como cada uno de nosotros queramos que sean, sucesiones de números que, a buen seguro, van a transformar nuestras vidas. Al menos, las vidas de los que nos seguirán.

POBLACIÓN: 11.200 MILLONES DE PERSONAS

Sin ir más lejos, los últimos informes de Naciones Unidas auguran que para el año 2100 la población del planeta alcanzará los 11.200 millones, ahí va la primera cifra: 11.200 millones. Existe cierta incertidumbre sobre la evolución futura de la población. Las proyecciones ofrecen escenarios diversos. Si la tasa de fertilidad se mantiene como la actual o varía a lo sumo en 0,5 puntos positivos, superaremos (superarán) los 11.000 millones de habitantes. Si la tasa cae 0,5 puntos, la población mundial podría estabilizarse en números similares a los actuales.

Una cosa está clara: la mayor parte del crecimiento esperado corresponderá a solo nueve países: India (que de hecho parará a China como país más poblado), Nigeria, Pakistán, Congo, Etiopía, Tanzania, Ghana, Indonesia y Estados Unidos. Casi todos sometidos hoy a graves tensiones, a inestabilidad política, a conflictos o las peores consecuencias del cambio climático. El mundo de nuestros hijos se hipertrofiará por el lugar más débil, como un neumático que se infla por el lado donde está el feble parche que lo sustenta.

EDAD MEDIA: 42 AÑOS

La segunda cifra con vocación de futuro es 42, la edad media de la población mundial esperada para 2100. En 1950 era de 24. El mundo envejece. De hecho, el mundo del siglo XXII será el doble de viejo que lo fue el del XX. El aumento de la longevidad gracias a la mejora de las condiciones sanitarias y el descenso de la natalidad harán el trabajo. A finales de siglo habrá millones de personas repartidas por el planeta con más de 100 años. Los centenarios y los supercentenarios no serán una rareza. En esas condiciones, dejará de hablarse de tercera edad como el fin de las vidas. No será más que un tránsito a mitad de camino hacia una cuarta o quinta edad posterior. Esta nueva perspectiva de la longevidad tendrá evidentes consecuencias en las sociedades venideras. No sólo las más obvias (desequilibrio de las pensiones, cuidado de los mayores, cambios en la estructura familiar...), también en cuestiones menos evidentes. Recientes datos del British Election Study confirman que cuando envejecemos tendemos a ser más conservadores. Nos importa menos el medio ambiente, la educación o la igualdad y más la seguridad, las pensiones y los impuestos. Los partidos políticos que funden nuestros nietos tendrán que pensar en un censo electoral donde la mayor parte de los votantes tengan más de 50, quizás más de 60, años.

EL 53% DE LOS DELITOS, COMETIDOS POR ROBOTS

Las futuras generaciones tendrán que aprender a legislar en un panorama criminal muy diferente. Según informes de la organización Future Lab, en 2100 el 53 por 100 de los delitos serán cometidos por robots, por máquinas. No se refiere a delitos tecnológicos en los que intervienen las máquinas controladas por delincuentes informáticos. Se trata de máquinas autónomas que se saltan la ley. ¿Consciente o inconscientemente? Algunos expertos en inteligencia artificial aseguran que no más tarde 2030 todas las máquinas serán capaces de superar el test de Turing (podrán engañar a un ser humano haciéndose pasar por un congénere nuestro) y que en 2070 todas serán capaces de automejorarse... de evolucionar. En este panorama, más de la mitad de los trabajos que hoy conocemos serán plenamente automatizados. No es que puedan hacerse por seres humanos o máquinas, sino que no los harán los humanos.

En el año 2013, los investigadores Carl B. Frey y Michael Osborne construyeron un método científico para medir el riesgo de automatización de un empleo. Detectaron que el 47 por 100 de los trabajos más comunes corrían riesgo de ser sustituidos por un robot. Siguiendo su método, la Oxford Martin School acaba de actualizar los datos: ahora está en riesgo el 83 por 100 de los empleos. El telemarketing, la contabilidad, la hotelería y la asistencia en el hogar son los empleos que más robots van a acoger. Pero ninguna actividad se salva. Abogados, jueces y médicos verán también como parte de sus trabajos prescinden del toque humano para llevarse a cabo.

EL 66% VIVIRÁ EN UNA CIUDAD

La última cifra que los propongo para reflexionar es 66. El 66 por 100 de la población en 2100 vivirá en una gran ciudad. Más de 6.000 millones de personas se concentrarán en las urbes. Hoy la población urbana supone algo más del 50 por 100. Sigue habiendo cierto equilibrio entre la gente que vive, trabaja y produce en el campo y la que lo hace en la ciudad. Pero pronto el equilibrio se romperá. De las cerca de 30 ciudades que hoy albergan más de 10 millones de habitantes (megaciudades) pasaremos en 2040 a más de 40. ¿Qué impacto tendrá eso en la productividad agrícola, la calidad del aire, las condiciones de habitación de los ciudadanos...?

No son más que cifras. Ninguna de ellas es por sí sola buena ni mala. Evidentemente, la ciencia, la tecnología y la solidaridad humanas cuentan con las herramientas suficientes para que nuestros nietos sepan enfrentarse a un mundo regido por estos números. Pero quizás merezca la pena empezar a prepararles para enfrentarse a ello.

viernes, 12 de mayo de 2017

LOS 10 LÍDERES TECNOLÓGICOS QUE ESTÁN CAMBIANDO EL MUNDO

 ¿Cuáles son los avances más recientes? ¿Quiénes son los inventores y desarrolladores que están creando los últimos dispositivos y las últimas actualizaciones en esta industria?

Cada vez es más complicado darle seguimiento a los más recientes adelantos de la industria tecnológica. La abundancia de empresas, laboratorios y proyectos tecnológicos en áreas como la informática, la seguridad cibernética, la biotecnología y la medicina es uno de los factores que impiden que la información llegue a todos, además de que estos temas son en sí complejos y difíciles de explicar. Por eso la revista estadounidense especializada en ciencia y tecnología Wired elaboró una lista con los 20 visionarios tecnológicos que están creando el mundo en este 2017. Acá hemos preparado una selección de 10 de estos visionarios tecnológicos que estamos seguros de que te van a asombrar
La princesa de la ciberseguridad de Google, el creador de una forma de invertir basada en la cooperación y la colaboración; el creador de un microscopio hecho de papel y los inventores de un satélite del tamaño de una caja de zapatos son algunos de los innovadores que están definiendo al mundo en este 2017.

1. Parisa Tabriz, Directora de Ingeniería de Google Chrome

A Parisa Tabriz se le conoce como la Princesa de la Seguridad en Google. Sus tarjetas de presentación así lo indican. De acuerdo con Andy Greenberg, de Wired, Tabriz ha trabajado los últimos cuatro años en un problema que al que la mayoría de los ingenieros y programadores no ponen atención: los seres humanos. Ella y su equipo en Google han redefinido la interacción entre las computadoras y los usuarios, con el fin de simplificar la forma en la que el navegador de Google le advierte a sus usuarios de cualquier problema de seguridad posible.
La clave de este trabajo es sencilla y compleja a la vez. Las advertencias que Google Chrome muestra cuando existe algún problema de seguridad pueden ser leídas por un estudiante de sexto grado de primaria. Pero para que el navegador pueda hacer estas observaciones, son necesarias distintas herramientas de aprendizaje de las máquinas con el fin de que sean éstas las que detecten cualquier vulnerabilidad digital.

2. Richard Craib, Fundador de Numerai

Para muchos, las finanzas y la cooperación son términos contradictorios. Los mercados mundiales son vistos como monumentos a la competencia, lo mismo que los fondos, los inversores y los especuladores son vistos como lobos en busca de su próxima presa. Richard Craib no tiene esta misma impresión. Para el fundador del fondo de cobertura Numerai, Wall Street o la City de Londres también pueden ser el escenario de la colaboración financiera.
Numerai es un fondo de cobertura cuyo funcionamiento está determinado por algoritmos que regulan todos los intercambios comerciales. Por si esto no fuera poco y para que no haya duda, hay que decir que Craib no diseña la estructura ni el funcionamiento de estos algoritmos. “En lugar de eso, su fondo extrae estos algoritmos de miles de datos provistos por científicos anónimos que compiten por las recompensa que se deriva de construir los modelos comerciales más exitosos”, explica Cade Metz, en Wired.

3. Manu Prakash, Fundador de Foldscope Instruments

¿Te imaginas un microscopio construido con papel? Pues esto fue lo que construyó Manu Prakash, un bioingeniero de la Universidad de Stanford que durante sus viajes por distintas clínicas en India y Tailandia se dio cuenta de que los microscopios tradicionales no eran los más adecuados para las condiciones de las localidades que visitaba. “En pueblos remotos, los microscopios tradicionales son inútiles. Difíciles de cargar y costosos de mantener, las máquinas son a menudo relegados a una esquina polvorienta de laboratorio, mientras que los médicos diagnostican y atienden a los pacientes en la práctica.
Por eso fue que Prakash desarrolló el lápiz de la microscopía, una microscopio llamado Foldscope, capaz de magnificar los objetos hasta 2,000 veces pero con un costo menor a 1 dólar debido a que está hecho de papel. De acuerdo con Lauren Murrow, de Wired, en sólo un año, el laboratorio de Prakash, Foldscope Instruments, ha despachado 50,000 de sus microscopios de papel a los usuarios de 135 países y en este 2017, esperan poder donar 1 millón de su tecnología de origami.

4. Beth Holmes, Farah Houston, Michelle Riggen-­Ransom, Creadoras de la personalidad de Alexa

¿Acaso las humanidades también pueden contribuir con el desarrollo de la tecnología? De acuerdo con Amazon, sí. Michelle Riggen-­Ransom tiene una maestría en Bellas Artes. Farah Houston es psicóloga y Beth Holmes es una matemática con experiencia en el procesamiento del lenguaje. Las tres forman parte del equipo que diseñó la interfaz o personalidad de Alexa, el asistente virtual de Amazon.
Riggen-Ransom escribió las respuestas que Alexa ofrece a sus millones de usuarios en todo el mundo. Houston se aseguró de que esas respuestas correspondieran con las expectativas de los usuarios y Holmes se encarga de decidir cuáles eventos del momento se adhieren al vocabulario de Alexa. “Trabajamos duro para siempre retratar a Alexa como confiada y empoderada”, dijo Farah Houston, según información de Davey Alba, de Wired.

5. Laura I. Gómez, Fundadora de Atípica

Laura I. Gómez ha trabajado para Twitter, YouTube y Google. Por eso sabe que cuando alguien contrata a nuevo empleado en alguna de estas compañías, es muy probable que ambos sean amigos o al menos conocidos. La meritocracia le dio paso al amiguismo. Ésta es la razón por la que Gómez fundó Atípica, un software de reclutamiento laboral que clasifica a sus postulantes únicamente a través de sus habilidades.
De acuerdo con Lauren Murrow, de Wired, “el software de la empresa revela el tipo de persona idóneo para un puesto de trabajo, al analizar los patrones de contratación y cuantificar la probabilidad de que ciertos tipos de candidatos acepten ofertas de trabajo”. Gómez es una migrante mexicana que no obtuvo la nacionalidad estadounidense hasta que cumplió 18 años, por lo que este proyecto es una forma de darle cabida a millones de trabajadores que no cuentan con la documentación necesaria para que puedan integrarse al mercado laboral en este país.

6. Christina Agapakis, Directora creativa de Ginkgo Bioworks

El olfato es uno de los sentidos al que menos prestamos atención pero que más información puede procurarnos. Christina Agakapis es una bióloga que se dedica a investigar y producir microorganismos con capacidades únicas y especiales. En su laboratorio en la empresa biotecnológica Ginkgo Bioworks, “Agapakis es un puente entre los aspectos técnicos y creativos del negocio”, explica Liz Stinson de Wired. Su trabajo es descubrir cómo utilizar los microorganismos para hacer diversos productos mejores, más baratos y más sostenibles. Un ejemplo de esto es la forma en la que reprodujo el olor característico de las rosas. Para esto, el equipo de Agakapis inoculó los genes responsables de producir el olor característico de las rosas en una levadura, lo que produjo varios compuestos con el olor de estas plantas.
Para Stinson, “las compañías biotecnológicas están aprendiendo que el éxito requiere más que buena ciencia, también es necesario una mentalidad imaginativa”.

7. Maciej Ceglowski, Fundador de Pinboard

Pinboard es una empresa de marcadores en Internet creada por el desarrollador Maciej Ceglowski, quien transformó su idea de ofrecer soporte en una plataforma que básicamente se dedica a ir en contra de todo lo que Silicon Valley representa, sobre todo en cuanto a privacidad y seguridad de los datos. “Puesto de limonadas en Silicon Valley: 30 empleados, 45 millones de dólares de inversión inicial, vasos de limonada en 9 dólares y todo mientras bloquean la banqueta”, éste es uno de los tuits que se pueden leer en la cuenta de Twitter de @Pinboard. La decisión de Donald Trump de reunirse con directivos de la industria tecnológica, sobre todo de Silicon Valley, hizo que las denuncias de Ceglowski se tornaran cada vez más agresivas.
Según Dave Alba, de Wired, “el año pasado, Ceglowski fundó Tech Solidarity, un grupo nacional que se reúne para idear métodos de organización. Ceglowski sostiene que su meta es fomentar la existencia de una industria más consciente de la tecnología”. Muchos de los tuits de la cuenta de @Pinboard sostienen que en realidad no existe una correlación directa entre el IQ de un trabajador de la industria tecnológica y la inteligencia real.

8. Lily Peng, Jefa de Producto en Google Brain

Lily Peng y su equipo en Google trabajan con redes neurales, sistemas matemáticos complejos para identificar patrones en los datos, para identificar la retinopatía diabética, una condición que es causante de ceguera entre muchos adultos en Estados Unidos, de acuerdo con información de Cade Metz de Wired. La investigadora y su equipo están introduciendo miles de imágenes de retinas dentro de las redes neurales para que éstas aprendan a reconocer lo síntomas de la retinopatía diabética. De acuerdo con Peng, su trabajo no pretende sustituir a los médicos, más bien su objetivo es ayudar a los especialistas a realizar diagnósticos más efectivos y más rápidos.

9. Will Marshall, Cofundador y CEO de Planet

Will Marshall creó y dirige una compañía que construye satélites. Cuando uno imagina esto, seguramente piensa que construyen aparatos del tamaño de una habitación que luego son bastante complicados de poner en órbita. Pero no es así. Los satélites de Planet son del tamaño de una caja de zapatos y son muy baratos. El objetivo es que más personas y más organizaciones puedan tener acceso a esta tecnología, ya que estos dispositivos permiten que los socorristas identifiquen con más precisión los lugares que fueron más afectados después de los desastres naturales; también, que los ambientalistas puedan ver con facilidad las áreas deforestadas o que las granjas puedan monitorear con más facilidad sus cultivos, según información de Sarah Scoles.

10. Connie Chan, Socia en Andreessen Horowitz

Oriente y Occidente están alejados no sólo por el Océano Pacífico o los Montes Urales, la cultura, la industria y hasta el entretenimiento son fronteras que dividen a los hemisferios de la Tierra. Esto fue lo que experimentó Connie Chan, maestra en Ingeniería por la Universidad de Stanford, quien tuvo que enfrentarse a la realidad de que el diseño oriental con respecto a la tecnología va mucho más allá de lo que han hecho las compañías tradicionalmente occidentales, como Google, Microsoft o Facebook. Por ejemplo, WeChat es una aplicación China, similar a WhatsApp o a Facebook Messenger, que las personas utilizan para muchas cosas además de para hablar: se usa para obtener las licencias de matrimonio y actas de nacimiento, para pagar los servicios públicos e incluso, para recibir cualquier tipo de medicamento.
Las empresas tecnológicas en Estados Unidos ya no pueden dar por sentado que dirigen el desarrollo mientras el mundo entero las sigue. “El estereotipo de que las empresas tecnológicas de China son sólo copias es obsoleto”, explicó Marcus Wholsen de Wired. Chan ahora es socia del despacho Andreessen Horowitz, en donde trabaja convenciendo a las marcas estadounidenses de lo mucho que pueden aprender si observan a las compañías orientales.

viernes, 7 de abril de 2017

VIDA ARTIFICIAL: LA NUEVA FRONTERA DE UNA INDUSTRIA MULTIMILLONARIA

Los científicos están acercándose cada vez más a poder crear vida de la nada y los pioneros en tecnología están tomando nota, invirtiendo cantidades récord en un campo que podría dar como resultado nuevos fármacos, materiales, químicos e incluso perfumes.

Pese a las dudas éticas y de seguridad, los inversores se ven atraídos por el mercado potencial de la biología sintética y el costo cada vez menor de la síntesis del ADN, que implica industrializar el código genético que determina cómo funcionan los organismos. Mientras que la biotecnología existente ya se usa para fabricar medicinas como insulina o cultivos modificados genéticamente, sintetizar genes en su conjunto o genomas da una oportunidad de cambios mucho más profundos.

Matt Ocko, un inversor de capital de riesgo de Silicon Valley que previamente apostó por Facebook, Uber o Zynga, cree que la industria emergente ha demostrado que puede ser un gran negocio. "Las cosas que sostienen y aceleran esta industria hoy son más efectivas, menos costosas, son más precisas y más reproducibles", destacó. Ocko no está solo. Otros veteranos de la tecnología están respaldando una nueva oleada de "startups" de bioingeniería, entre ellos Jerry Yang, Marc Andreessen, Peter Thiel y Eric Schmidt, famosos por su actividad en Yahoo, Netscape, PayPal y Google, respectivamente.

CONTINÚA LA INCERTIDUMBRE

Expertos reunidos en Londres esta semana dijeron que las herramientas de la ciencia están mejorando rápido y el costo de sintetizar ADN es 100 veces menor que en 2003, aunque se mantiene la incertidumbre sobre regulación y la disposición social respecto a jugar con la vida. La conferencia que reunió a científicos e inversores tuvo lugar cuatro semanas después de que científicos anunciaran que estaban muy cerca de crear un genoma artificial completo de la levadura.

Este ambicioso proyecto ha acercado un poco más la creación de vida artificial compleja porque la levadura es un organismo cuyas células contienen núcleo, igual que las humanas.

El estudio sobre la levadura muestra cómo se puede manipular el ADN a gran escala, con el código genético cada vez más utilizado como un lenguaje de programación en el que los 1 y los 0 del sistema binario se están reemplazando por cuatro bloques químicos del ADN, abreviados como A, T, G, C.
"La intersección entre biología y tecnología es difícil por las diferentes culturas y lenguajes, pero creo que estamos rompiendo algunas barreras" dijo Thomas Bostick, quien dirige la unidad medioambiental de la biotecnológica Intrexon.

La idea de que crear vida puede reducirse a datos y códigos es parte del atractivo para los inversores tecnológicos. "El ADN es considerado el siguiente asunto programable y por eso hay muchos inversores de Silicon Valley emocionados", dijo John Cumbers, fundador de la red de biología sintética SynBioBeta.
"Han presenciado el poder del software en los últimos 25 años y están buscando el próximo gran logro".

Datos de SynBioBeta muestran un récord de inversión en el sector, de US$1.210 millones en 2016, el triple frente a cinco años antes, mientras que el número de firmas del sector casi se ha duplicado a 411.

Fuente: Reuters

lunes, 3 de abril de 2017

¿Por qué fracasan los emprendedores?

La actividad emprendedora en la Argentina es alta y dinámica, según un estudio elaborado por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM). El Informe Mundial - Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2016/17 “estima que la mayor cantidad de emprendedores del mundo están entre las edades de 25 y 44 años. Argentina presenta un perfil similar al del resto del mundo y mantiene la tendencia de los últimos años, con la mayor cantidad de emprendedores entre los 25 y los 44 años. De a poco hay emprendedores más jóvenes entre 18 y 24 años, pero también se observa un crecimiento en emprendedores entre los 44 y los 64 años, gente mayor que cierra un ciclo en su vida laboral y profesional e incursiona en el mundo emprendedor.”

Pero ¿por qué el 70% de los emprendimientos fracasan antes de los 3 año de vida?, según una encuesta de CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa). ¿Cuáles son las causas de ese fracaso? Desde mi punto de vista, la razón principal que explica la mayoría de los fracasos tiene que ver con la falta de un Modelo de Negocio y un proyecto innovador. Independiente del entorno económico, la calidad de la educación y las políticas públicas que son vitales para estimular, apoyar y sostener emprendimientos, como la reciente Ley de Emprendedores promulgada por el gobierno, el no generar un Modelos de Negocio al comienzo del proyecto es un error crítico que comete el emprendedor, ya sea por desconocimiento o por no comprender que esta herramienta, que tiene su complejidad y exige un esfuerzo creativo extremo, será la representación de cómo se competirá en el mercado dentro de un entorno con todas las fuerzas involucradas. Cuando se genera el modelo, se anticipan las posibles fallas comprendiendo las debilidades y fortalezas del proyecto en todas sus áreas y procesos. Los errores más comunes que se observan, cuando se estudia un emprendimiento desde la perspectiva del Modelo de Negocio, se relacionan con factores del siguiente agrupamiento: falta de capital y financiamiento adecuado; desconocimiento de las herramientas modernas de gestión; innovación inadecuada en el producto y servicio, o demasiada imitación y baja diferenciación; no se conoce el pensamiento del cliente y lo que éste desea o necesita; desconocimiento de estrategia y marketing; y, por último, lo que podríamos denominar: factores psicológicos, emocionales y culturales, donde el egocentrismo del emprendedor, el manejarse solo con la intuición, y la falta de predisposición para trabajar en equipo, sobresalen como características que nos identifican.

Para entrar en lo profundo y escarbar en las causas del fracaso de muchos proyectos, hay que comenzar por el principio. Donde está estampado, como una profecía, el futuro de la empresa. Porque si el puntapié inicial se hace mal, chau emprendimiento. Esta génesis tiene que ver con la ideación del negocio imaginado por el emprendedor, vinculando la idea o prototipo con el conocimiento del cliente y las fuerzas del mercado. Superando este punto de inicio, donde el entusiasmo, la intuición y la creatividad son los motores de arranque, llegamos a lo que debería hacerse técnicamente y que en la mayoría de los casos se pasa por alto: la generación de Modelos de Negocio, herramienta que ayuda a proyectar las posibilidades de éxito de la nueva empresa, confirmando si las intenciones son soportadas por las reales capacidades. En su generación y exposición gráfica, el Modelo de Negocio visualizará todos aquellos procesos y recursos con los que la empresa creará, producirá, proporcionará y captará valor para entregárselo a sus clientes objetivos, sin descuidar el entorno económico, social y político. Y, lo más importante, el modelo será la “inteligencia” desde donde se pensará la estrategia, porque sin estrategia no hay negocio.

Estamos acostumbrados a escuchar que el Plan de Negocio es lo más importante para justificar lo que la empresa será y así tentar a los inversionistas. Sin embargo, el Modelo de Negocio, con sus “conectomas” que vinculan las distintas actividades o módulos del proceso, situará al emprendedor en el funcionamiento simulado del proyecto y le mostrará cuáles son sus competencias distintivas que diferencian su propuesta de los competidores y la hace atractiva para posicionarla en un espacio exclusivo en la mente del cliente, sumando atributos y beneficios, tangibles e intangibles, en una ventaja competitiva difícil de imitar, independientemente de la propiedad intelectual o patente que se tenga. A partir de un Modelo de Negocio, claramente diferenciado, entraremos en el Plan de Negocio que se utilizará como guía durante el camino a recorrer, tomando las decisiones y acciones estratégicas y de marketing adecuadas.

Argentina no se destaca por la innovación que impulsa a emprender, como se observa en otros países de la región. Sin embargo, aun así, hay quienes se involucran en actividades emprendedoras, no solo para sobrevivir o reemplazar un mal empleo, sino para sentir la emoción y la pasión de encontrar ideas y desarrollarlas para que emerjan en una nueva empresa que numerosas veces se queda en el camino. Tengamos en cuenta que, en promedio y en las PYMES, el empresario argentino es intuitivo y autosuficiente por naturaleza y niega sistemáticamente los nuevos conocimientos y se aleja de los avances tecnológicos, y de la obligación de capacitarse continuamente para tener una mejor mirada de un mundo cada vez más competitivo, movido por cambios vertiginosos que acentúan la incertidumbre para actuar.

Un Modelo de Negocio bien generado, se convertirá en un barco que sorteará tormentas y aclarará el horizonte y aumentará la visión del emprendedor para lograr los objetivos. Por el contrario, un emprendimiento donde esté ausente la creatividad y la discusión de posibilidades y oportunidades descritas en un Modelo de Negocio, solo se sostendrá por las ideas, por la voluntad y por la energía del emprendedor hasta que el proyecto se desangre. Finalmente, todo se irá al basurero de los fracasos. ¡Qué lástima, se pudo evitar!