lunes, 29 de mayo de 2017

Así será el mundo dentro de cien años

El primer humano que vivirá más de 130 años ya está entre nosotros. Lo dicen los expertos en longevidad. Estos números van a cambiar el mundo en cien años.

Puede que el primer ser humano que vaya a vivir más de 130 años ya haya nacido en nuestro planeta. No sabemos donde está, o si será un niño o una niña de cualquier país del mundo. Pero los expertos en longevidad aseguran que ya está entre nosotros. Eso quiere decir que no sólo será testigo del cambio del siglo XXI al XXII, sino que le dará tiempo para vivir unos cuantos años en esa nueva centuria en la que sucederán algunas cosas predecibles y otras inimaginables. Estamos cada vez más cerca de hacer un salto en la expectativa de vida de la especie humana habida cuenta de que la ciencia podrá crear órganos nuevos en un futuro próximo. De hecho, es probable que muchos de nuestros hijos y nietos que acaban de nacer se adentren con salud más allá de la primera década del siglo próximo.

En un mundo del que no sabemos nada, un futuro que se nos escapa a los que, a lo sumo llegaremos a entender el sorprendente siglo XXI cuando seamos viejos y aún le quede a él vida por delante.

En las últimas semanas, algunos centros de investigación, institutos de estudios y expertos en prospectiva han arrojado un puñado de datos que podrían ayudar a vislumbrar cómo será ese planeta en el que vivirán su madurez nuestros nietos. Son cifras escogidas de entre el marasmo de datos arrojados por las investigaciones. Sí, cifras, y como tales tan frías y asépticas o tan reveladoras y cálidas como cada uno de nosotros queramos que sean, sucesiones de números que, a buen seguro, van a transformar nuestras vidas. Al menos, las vidas de los que nos seguirán.

POBLACIÓN: 11.200 MILLONES DE PERSONAS

Sin ir más lejos, los últimos informes de Naciones Unidas auguran que para el año 2100 la población del planeta alcanzará los 11.200 millones, ahí va la primera cifra: 11.200 millones. Existe cierta incertidumbre sobre la evolución futura de la población. Las proyecciones ofrecen escenarios diversos. Si la tasa de fertilidad se mantiene como la actual o varía a lo sumo en 0,5 puntos positivos, superaremos (superarán) los 11.000 millones de habitantes. Si la tasa cae 0,5 puntos, la población mundial podría estabilizarse en números similares a los actuales.

Una cosa está clara: la mayor parte del crecimiento esperado corresponderá a solo nueve países: India (que de hecho parará a China como país más poblado), Nigeria, Pakistán, Congo, Etiopía, Tanzania, Ghana, Indonesia y Estados Unidos. Casi todos sometidos hoy a graves tensiones, a inestabilidad política, a conflictos o las peores consecuencias del cambio climático. El mundo de nuestros hijos se hipertrofiará por el lugar más débil, como un neumático que se infla por el lado donde está el feble parche que lo sustenta.

EDAD MEDIA: 42 AÑOS

La segunda cifra con vocación de futuro es 42, la edad media de la población mundial esperada para 2100. En 1950 era de 24. El mundo envejece. De hecho, el mundo del siglo XXII será el doble de viejo que lo fue el del XX. El aumento de la longevidad gracias a la mejora de las condiciones sanitarias y el descenso de la natalidad harán el trabajo. A finales de siglo habrá millones de personas repartidas por el planeta con más de 100 años. Los centenarios y los supercentenarios no serán una rareza. En esas condiciones, dejará de hablarse de tercera edad como el fin de las vidas. No será más que un tránsito a mitad de camino hacia una cuarta o quinta edad posterior. Esta nueva perspectiva de la longevidad tendrá evidentes consecuencias en las sociedades venideras. No sólo las más obvias (desequilibrio de las pensiones, cuidado de los mayores, cambios en la estructura familiar...), también en cuestiones menos evidentes. Recientes datos del British Election Study confirman que cuando envejecemos tendemos a ser más conservadores. Nos importa menos el medio ambiente, la educación o la igualdad y más la seguridad, las pensiones y los impuestos. Los partidos políticos que funden nuestros nietos tendrán que pensar en un censo electoral donde la mayor parte de los votantes tengan más de 50, quizás más de 60, años.

EL 53% DE LOS DELITOS, COMETIDOS POR ROBOTS

Las futuras generaciones tendrán que aprender a legislar en un panorama criminal muy diferente. Según informes de la organización Future Lab, en 2100 el 53 por 100 de los delitos serán cometidos por robots, por máquinas. No se refiere a delitos tecnológicos en los que intervienen las máquinas controladas por delincuentes informáticos. Se trata de máquinas autónomas que se saltan la ley. ¿Consciente o inconscientemente? Algunos expertos en inteligencia artificial aseguran que no más tarde 2030 todas las máquinas serán capaces de superar el test de Turing (podrán engañar a un ser humano haciéndose pasar por un congénere nuestro) y que en 2070 todas serán capaces de automejorarse... de evolucionar. En este panorama, más de la mitad de los trabajos que hoy conocemos serán plenamente automatizados. No es que puedan hacerse por seres humanos o máquinas, sino que no los harán los humanos.

En el año 2013, los investigadores Carl B. Frey y Michael Osborne construyeron un método científico para medir el riesgo de automatización de un empleo. Detectaron que el 47 por 100 de los trabajos más comunes corrían riesgo de ser sustituidos por un robot. Siguiendo su método, la Oxford Martin School acaba de actualizar los datos: ahora está en riesgo el 83 por 100 de los empleos. El telemarketing, la contabilidad, la hotelería y la asistencia en el hogar son los empleos que más robots van a acoger. Pero ninguna actividad se salva. Abogados, jueces y médicos verán también como parte de sus trabajos prescinden del toque humano para llevarse a cabo.

EL 66% VIVIRÁ EN UNA CIUDAD

La última cifra que los propongo para reflexionar es 66. El 66 por 100 de la población en 2100 vivirá en una gran ciudad. Más de 6.000 millones de personas se concentrarán en las urbes. Hoy la población urbana supone algo más del 50 por 100. Sigue habiendo cierto equilibrio entre la gente que vive, trabaja y produce en el campo y la que lo hace en la ciudad. Pero pronto el equilibrio se romperá. De las cerca de 30 ciudades que hoy albergan más de 10 millones de habitantes (megaciudades) pasaremos en 2040 a más de 40. ¿Qué impacto tendrá eso en la productividad agrícola, la calidad del aire, las condiciones de habitación de los ciudadanos...?

No son más que cifras. Ninguna de ellas es por sí sola buena ni mala. Evidentemente, la ciencia, la tecnología y la solidaridad humanas cuentan con las herramientas suficientes para que nuestros nietos sepan enfrentarse a un mundo regido por estos números. Pero quizás merezca la pena empezar a prepararles para enfrentarse a ello.

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