Los hechos oportunos son aquellos que producen profundas
alteraciones en el mundo y en las personas. Pueden ser positivos o negativos.
En esta nueva era, identificada por el conocimiento y la incertidumbre y
marcada por rápidas transformaciones, las creencias, las negaciones y los
prejuicios se acrecientan impulsando un cambio moral y ético. Nunca el cambio
estuvo tan activo.
Podremos enfrentar la incertidumbre, con técnicas de diseño
de escenarios realistas, información inteligente y creatividad. La cultura y
una organización sistémica serán competencias fundamentales para mantenerse
competitivo y esquivar los golpes. Y la gente, con el objetivo claro
impregnando el mapa mental, seguirá un camino común. El líder único será
superado por la autogestión de la organización del grupo. Tiene que haber
sinergia en la toma de decisiones y acciones consensuadas.
La estrategia es lo más importante, no la táctica. En todo
caso la táctica (donde están los recursos) dicta la estrategia porque limita
los movimientos posibles, pero impulsa la creatividad para la innovación. La
creatividad pasa a ser una capacidad esencial.
Las emociones mandan y la estrategia tiene el objetivo
claro: importa lo que la gente se imagina que le dará ese producto, servicio o
persona. El significado es el centro, eso nos enseña la semiótica. El
posicionamiento renovado por el significado. La diferenciación es crítica para
ganar. Pero la estrategia y la información inteligente, como en cualquier
contienda, es vital.
El marketing se hace a un lado y deja paso a la estrategia. Es
muy importante dominar la visión del entorno y el futuro. Poseer la
creatividad, conocimiento y agilidad para pensar estrategias competitivas,
flexibles y adaptativas a cada situación, hasta lograr los objetivos. Son
competencias exigidas en esta nueva era, con la experiencia del éxito o el
fracaso. El marketing se quedará con los movimientos tácticos que le ordene la
estrategia.